Seguir una serie de pautas para comunicarse con una persona con
demencia puede hacer más fácil la relación paciente-cuidador.
Hablar con la persona con demencia es fundamental para evitar el aislamiento.
Sin embargo, es preciso buscar el mejor momento y la forma más apropiada para
interactuar con el paciente. No todo vale.
Si necesitamos comunicarle algo que vamos a hacer, que sea cuando se vaya a realizar, sin anticipar el mensaje. Le podremos decir, “vamos a comer”, en el momento en que comenzamos a poner la mesa.
Evitar hacer varias preguntas al mismo tiempo. Es preferible hacerlas de una en una esperando la contestación. Para ayudarle tomar decisiones, se le puede dar a elegir entre dos opciones concretas, no más: ¿prefieres manzana o pera?
Llenar la conversación con recuerdos positivos del pasado siempre será un acierto: su profesión, la familia, el lugar donde creció…
Forzar el diálogo o buscar una respuesta rápida no hará sino frustrar al paciente.
Siempre será muy positivo el uso del humor; restar importancia a sus errores a través de bromas que el paciente pueda entender le hará sentirse comprendido.
Las personas con demencia pueden
olvidar el significado de las palabras, por ello es necesario atender a lo que
expresa con sus gestos y al lenguaje
corporal para poder entender qué le ocurre en cada momento.
El cuidador
deberá mantener el contacto visual durante la conversación para estimular la
atención del paciente con demencia.
La postura es también fundamental. Es
preferible colocarse delante, o sentados a su lado intentando que la persona
con demencia pueda siempre ver la cara de su interlocutor.
No le
hable desde lejos sino con la proximidad justa para que le atienda.
Cuando el diálogo es difícil, acompañarlo y cogerlo de la mano será suficiente para expresarle cariño.
Lo anterior son solo algunos consejos para afrontar el día a día con una persona con demencia. Si necesitas más información, aquí estamos para
ayudarte.