Decálogo para aprender a envejecer
Hace tiempo, un día de taller de memoria como tantos otros, llegó a nosotros, en forma de fotocopia mil veces fotocopiada, este decálogo para aprender a envejecer. Ningún autor firmaba el escrito sobre envejecimiento activo, ni aparecía ninguna nota que pudiera identificar la procedencia del texto que contenía las claves para llegar a la vejez, y ser feliz.
A pesar de la motivación que despierta que un participante traiga al taller de memoria alguna actividad o material por considerarlo interesante para el resto de sus compañeros, en un primer momento, pensamos que se trataba de uno de esos textos sobre envejecimiento activo, bonitos pero simplones, que circulan con frecuencia por nuestras bandejas de entrada. Sin embargo, decidimos leerlo en voz alta al finalizar la sesión.
Envejecimiento Activo: Las 10 claves para aprender a envejecer
Cuando terminamos con la lectura diciendo "El anciano debiera ser como la luna, un cuerpo opaco destinado a dar luz", prácticamente todos los presentes estábamos emocionados. Estuvimos hablando sobre el envejecimiento, sus características y particularidades. Cada uno de los presentes en el taller de memoria expuso las claves del decálogo con las que más se identificaba y cuáles iba a empezar a tener en cuenta. Desde entonces siempre hemos utilizado este decálogo para aprender a envejecer en cada uno nuestros talleres de memoria. Los hemos modificado a partir de observaciones de los participantes y los hemos hecho nuestros. Ahora, lo compartimos en imágenes.
1. Cuida tu presentación todos los días. Arréglate como si fueras a una fiesta. Un color distinto al habitual, distintos olores, un cambio en tu peinado... ¡Qué más fiesta que
la vida!
2. Sal de casa y haz cosas diferentes. Nada de jugar al enclaustrado o al preso voluntario. El agua estancada
se pudre y la máquina inmóvil se enmohece.
3. Ama el ejercicio físico como a ti mismo. Si la actividad implica coordinación psicomotriz y el establecimiento de relaciones sociales será todavía más beneficioso para tu cerebro. Contra inercia diligencia.
4. Evita actitudes o gestos de tristeza o cansancio La actitud lo es todo. Si no quieres ser un futuro cascarrabias deja para otros la cabeza gacha, la espalda encorvada, los pies arrastrándose…
5. Olvida tus problemas unos minutos al día. Si sólo maldices tu vejez, acabarás por creerte más viejo y más
enfermo de lo que en realidad estás. Deja de auto-llamarte viejo y considerarte
enfermo.
6. Cultívate en el optimismo sobre todas las cosas. Al mal tiempo, buena cara. Se positivo en tus juicios, de buen humor en tus palabras. Siempre de rostro alegre, amable en los ademanes. Se tiene la edad que se ejerce. La vejez no es una cuestión de años sino de estado de ánimo.
7. Trata de ser útil a ti mismo y a los demás. Bástate hasta dónde sea posible y ayuda.
Ayuda con una sonrisa, con un consejo, con un servicio.
8. Trabaja con tus manos y con tu mente. No pares! El trabajo es la terapia infalible. Cualquier actividad laboral,
intelectual, artística… es medicina para todos los males. La bendición del
trabajo.
9. Mantén vivas y cordiales las relaciones humanas. Mantendrás vivas las relaciones humanas. Ensancharás tu corazón a familiares y amigos, de distintas edades, con distintas ideas...el
perfecto muestrario de la vida.
10. No pienses que todo tiempo pasado fue mejor. Cada etapa tiene sus alegrías. Deja de estar condenando a tu mundo
y maldiciendo tu momento. Alégrate de que entre las espinas florezcan rosas.
Positivo siempre. Negativo jamás.
¿Qué claves añadirías a este decálogo para aprender a envejecer?